Autor: LEONARDO PACHECO

En una explanada del recinto Espacio Riesco se instaló una pista señalada por conos, al más puro estilo de las competencias de “autocross”, un circuito de cierto modo complejo y que demandaba bastante concentración; por supuesto que la idea era exigir las unidades que probaríamos.

También merece ser destacado que una completa comitiva de ejecutivos venidos desde China nos recibió antes de comenzar los ejercicios de manejo,altos emisarios que nos dejaron clara la importancia que tiene el mercado chileno para la marca Omoda, un nombre que se cobija bajo el alero del Grupo Chery.

El Omoda C5 nos deslumbró de inmediato, primero con su moderno diseño exterior tipo fastback, con detalles recurrentes pero no por eso menos atractivos, como la mascarilla exenta de marco o la zaga provista con un acentuado efecto abatido; al interior de la marca a este lenguaje de diseño se le denomina “Art in Motion”.

En el habitáculo la buena impresión se refuerza mediante soluciones sumamente funcionales y colmadas de modernidad. Está claro que no todo es perfecto, aludiendo a lo poco que se puede bajar la columna de dirección, a la presencia de una doble almohadilla que hace las veces de cargador inalámbrico en la consola central y que atrapa todo el polvo circulante, y lo pequeña que es la barra táctil desde donde se operan las funciones del climatizador.

No podemos decir que se trata del automóvil más original del mercado, porque recurre a soluciones probadas en otros ejemplares, pero sí que en asuntos de materialidad, terminaciones y equipamiento, incluyendo la variante “desde”, el Omoda C5 supera a un montón de rivales de su mismo origen.

Un trato aparte merece el tema de la seguridad, porque más allá del número de aditamentos disponibles, que son muchos, es el hecho de haber sido calificado con cinco estrellas en las pruebas realizadas por el organismo EuroNCAP, una credencial que hasta el momento no ha podido ser igualada por sus pares.

El C5 puede estar equipado con un motor turbo gasolinero de 1,5 litros que produce 145 cv y 230 Nm, unido a una transmisión CVT con sensación de nueve velocidades. O bien con un bloque turbo gasolinero de 1,6 litros que nos entrega 183 cv y 275 Nm de par máximo, asociado a una transmisión de doble embrague de siete velocidades; los mentados trenes motrices descansan sobre la plataforma T1X de Chery. Salimos al trazado de conos a los mandos del C5 equipado con el motor de 1,5 litros, notando de inmediato que se trata de un bloque progresivo, sosegado e ideal para requerimientos cotidianos. Por su parte la transmisión, tipo CVT,responde bien aunque siempre dejando sentir ese lag natural que poseen estos mecanismos continuos variables.

En la pista de conos la suspensión se comportó de maravilla, gracias al tren trasero independiente, y otros asuntos a destacar son el amplio radio de giro, lo sólido y aplomado que se siente el andar, el notable sello acústico del habitáculo, y sobre todo lo fácil que es acostumbrarse al puesto de manejo, a pesar del detalle de la columna de dirección.