Autor: Leo Mellado

Durante los meses críticos de la pandemia, el uso del metro y de los buses en Santiago disminuyó en más de 86%. Pero una vez que las cosas vuelvan paulatinamente a la normalidad, el uso de esos medios de transporte se incrementará, aumentando el riesgo de contagio.

Por eso es que los expertos señalan que la clave para evitarlo es el mantenimiento de las distancias sociales a bordo de esos medios. Como es obvio, si tiene que ir menos gente, debe haber más buses y trenes circulando para que el sistema transporte la misma cantidad de pasajeros en total. Pero eso hay que pagarlo.

Pues bien, de acuerdo a Leonardo Basso, Felipe Sepúlveda y Hugo Silva, del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), autores de un reporte que analiza este problema, los escenarios que pueden presentarse son tal como sugiere la naturaleza del instituto: complejos.

Usando un modelo basado en datos reales sobre los viajes en la capital conseguidos antes de la pandemia, dibujaron tres posibles escenarios suponiendo que la ocupación máxima de los medios de transporte público es de 66%.

En un primer escenario, suponen que el Estado no inyecta más recursos al sistema. Trágicamente, explican en el documento, "la tarifa del transporte público debe triplicarse, la flota debe aumentar 37%, la velocidad de los autos caerá en 29% en hora punta y la velocidad de los buses caerá en 20% en hora punta".

Un segundo escenario, algo menos pesimista, supone que las tarifas se mantienen fijas. Si así fuera, "el subsidio al transporte público debe aumentar en 145%, la flota debe aumentar en 44%, la velocidad de los autos aumentaría en 7% en hora punta y la velocidad de los buses aumentaría en 14% en hora punta".

En el tercer escenario, se introducen agresivamente pistas "solo bus" en todos los ejes congestionados de la ciudad. Aquí, el subsidio al transporte público debería aumentar 48% y la flota debe hacerlo en 13%. Pero al menos la velocidad del transporte público aumentaría en un deseable 55%. Pero para los automovilistas sería una desgracia, porque la velocidad de los autos particulares se reduciría 28% en las horas punta.

"Como se puede ver, la política de pistas sólo bus consigue velocidades que no se obtienen en los casos anteriores, lo que permite controlar los incrementos del subsidio operacional y de la flota necesaria para cubrir la demanda. Y, sin embargo, ambos suben", anotan los expertos en su reporte.

Las soluciones

El problema, entonces, es cómo lograr que la necesidad de recursos extra sea mínima y aun así lograr la deseada distancia social a bordo del transporte público. Por eso el estudio analiza el efecto de dos alternativas frecuentemente mencionadas: reducir los viajes promoviendo el teletrabajo y las clases en línea; y el escalonamiento de la hora de entrada a los trabajos.

"Lo primero se modela suponiendo que el total de viajes, bajo una situación de desconfinamiento, es 15% inferior a una situación normal. Lo segundo se modela suponiendo que el 20% de los viajes que se realizaban en hora punta se trasladan a horario fuera de punta", señala el reporte.

Y entonces aparecen las luces al final del túnel.

Resulta que los modelos matemáticos del ISCI muestran que si las tarifas se mantienen fijas, pero la movilidad total es 15% menor (porque muchos se quedaron en casa trabajando o estudiando), el subsidio al transporte público debe aumentar en 25% “apenas”. Además, no haría falta incrementar la flota, la que también podría ir 55% más rápido; en hora punta, claro.

Los automovilistas no la pasarían tan mal como en otros escenarios, pero todavía su velocidad se reduciría 7% en las horas cúspide.  

Pero calma. Cuando los expertos agregan la variable en la que el 20% de los viajes pasan de la hora punta a otros horarios por escalonamiento en la entrada a los trabajos, la cosa pinta bastante mejor: “El subsidio al transporte público no necesitaría aumentar, la flota de buses alcanza holgadamente y la velocidad de autos y buses aumenta en la hora punta en aproximadamente 50%”.

Más claro, echarle agua.

“Si no se logran implementar conjuntamente todas las medidas principales (vías exclusivas, reducción de la movilidad y horarios diferidos), no se puede disminuir la ocupación del sistema sin una inyección sustancial de recursos y de inversión en material rodante, además de una alta congestión”, concluye el informe del ISCI.