Autor: RENÉ DURNEY C.

Lo condujimos en el circuito Club Motorsports en Tamworth, New Hamshire, Estados Unidos.
Pese a que ya había circulado por internet una profusa información sobre el nuevo Jeep Grand CherokeeTrackhawk, no es lo mismo subirse a él, encender el motor y lanzarse sobre la pista.
En este caso, el circuito del Club Motorsports, en Tamworth, en el estado de New Hampshire, a 170 km al sur de Portland, en Maine, donde la marca estableció su cuartel general durante el ciclo de pruebas para la prensa mundial.
Conocedor de la historia y los desarrollos tecnológicos de este fabricante de todoterrenos “de verdad”, que nacieron precisamente para ir “a la guerra”, nos llamó poderosamente la atención que esta vez fuéramos más preparados para ver un vehículo que se destacaría en
un circuito de velocidad pura.
“Es que todo lo otro que tiene cualquier Jeep ya lo conocemos”, nos dijo uno de los ingenieros que estuvieron en la presentación técnica del producto.
En efecto, nadie pone en duda que en Jeep puedes salirte del camino y hacer el tuyo propio por donde no pasa cualquier auto. Pero, precisamente, para poder hacer aquello, un Jeep tiene una estructura física especial; una suspensión de grandes recorridos y apertura; un chasis rígido de ata resistencia, y motores de alta potencia y torque, en particular.
Por todo lo anterior, ya nos pareció extraño que la prueba de estreno del nuevo Jeep Gran
CherokeeTrackhawk se hiciera en una pista de velocidad y no en los acostumbrados circuitos off-road, que suelen ser increíbles en los eventos de la marca.
Pero bastaba escuchar el motor: un V8 supercargado de 6,2 litros que genera 707 caballos de potencia y 868 Nm de par torsional. Una cifra que estremece y un sonido que no pasa inadvertido, sin ser de altos decibeles, sino por el tono ronco y filtrado, que pareciera pasar por miles de orificios antes de salir por los cuatro tubos de escape repartidos de a dos en cada extremo del parachoques trasero.

Tanto así, que en el tramo callejero que atravesamos entre Portland y Tamworth, cada vez que paramos en un semáforo las miradas de automovilistas y peatones se posaban en nuestra unidad de prueba.
Y no es solo el sonido, ya que el diseño exterior si bien jamás renuncia al ADN tradicional de la marca, igual incluye toques más propios de un auto deportivo, como la gran toma de aire central, en la parte más baja del paragolpes, y dos tomas laterales en los extremos, que
son ductos de refrigeración para el enfriamiento de los espectaculares frenos Brembo Discos de 400 mm adelante y 350 mm atrás), que se distinguen desde lejos por su pinza
(caliper) de color amarillo, y que son capaces de efectuar un frenado con una reducción desde 100 km hora hasta 0 en apenas 37 metros. Una locura. 
Y lo comprobamos en la pista, cuando el instructor nos pide que aceleremos a fondo en la recta de velocidad y que apretemos el pedal del freno fuertemente, como jamás lo hacemos en nuestro propio auto.

Pero como la velocidad es enorme (sobre 200 km/h), el auto reduce de forma increíble para tomar la curva que viene sin la menor pérdida de trayectoria ni vibración alguna.
Tan poderosa es la acción de este tipo de frenos, que luego, en las pruebas de 0 a 100 km/hora, hay que efectuar una maniobra no habitual: se pisa el freno con el pie izquierdo, haciendo muchísima presión sobre el pedal y a la orden del instructor, se debe pisar a fondo
el acelerador y soltar el freno. La correcta ejecución permite que el vehículo sea papaz o no de alcanzar la cifra mágica que aparece en el catálogo técnico: 3,7 segundos para alcanzar los 100 km/h desde la inmovilidad. Y si hablamos de velocidad punta esta puede llegar a los 289 km/hora. Otra locura.

En mi segundo intento pude acercarme a la cifra y llegué a 3,9 segundos. Pero confieso que la presión sobre el pedal del freno no se me ocurriría jamás hacerla en mi auto.
Para seguir en el tema mecánico, la transmisión automática inteligente de 8 velocidades es, verdaderamente, más inteligente que el conductor.
Tanto, que ni hace falta usar el sistema de paletas tras el volante para manejar la caja en forma manual. El sistema automático lo hace mejor, sin pérdidas de torque en el paso de los cambios y en el momento preciso. Y con una sincronización notable con el pedal del freno: basta tocarlo para que el sistema interprete que debe reducir marchas.
Dispone de cinco modos de conducción: automático, sport, Track (circuito), Tow (remolque)
y Nieve. 
Todo lo demás que se enumera habitualmente en temas de seguridad, confort, conectividad, sonido, navegador GPS, lujo y sensación de calidad está a bordo de este nuevo Grand CherokeeTrackhawk.
Ya en Estados Unidos está considerado uno de los todoterrenos de mayor precio: US$ 90.000 (unos $57,6 millones de pesos nuestros).
Se podrá a la venta a fines de este año en el mercado norteamericano.
A Chile se enviarán unas unidades a comienzos de 2018 para la homologación en el 3CV.