Autor: LEO MELLADO

CON UN MOTOR TURBO Y UN ESTILO MUY EUROPEO, OFRECE UNA BUENA RELACIÓN ENTRE SU EQUIPAMIENTO Y SU PRECIO.
El nuevo Chevrolet Cruze llegó junto con una avalancha de nuevos modelos introducidos en el mercado
chileno, pero a diferencia de los Onix, Cobalt, Spin y otros, el origen del hatchback que nos importa ahora es México. Por fuera la variante de dos volúmenes es idéntica a la de tres hasta, obviamente, la sección trasera, que tiene un portón bastante amplio para acceder a un maletero que es unos 150 litros menor que el del sedán. Por tanto, al margen de las consideraciones estéticas del frontal, hay que decir que esta parte trasera está muy bien conseguida, dándole al auto un aspecto muy europeo. Nada de raro considerando que este modelo comparte la plataforma con el Opel Astra.

El interior del Cruze hatch es elegante y está compuesto de materiales de buena calidad. Hay multitud de detalles que elevan la apreciación del habitáculo, especialmente por los ribetes cromados, el tacto de
los botones del volante (por otro lado, de un diámetro excesivo), las tapicerías y otros. Estos detalles, junto con un gran asiento trasero en el que pueden ir tres personas sin problemas, hacen que el interior
del Cruze sea totalmente competitivo en términos de apariencia y construcción.

El sistema de información y entretenimiento MyLink, emplea la pantalla táctil de 7 pulgadas. Se trata de una interfaz con gráficos claros y un menú bastante intuitivo. El Cruze utiliza un motor turbo de cuatro cilindros y 1,4 litros que trae a cuestas 150 caballos de fuerza y 245 Nm de torsión. Las opciones de transmisión consisten en una manual de seis velocidades o una automática también de seis.
Todos los modelos del 2017 del Cruze vienen con control de estabilidad, frenos de disco antibloqueo de cuatro ruedas y cuatro airbags. 

Tras el volante del Cruze hatchback se nota la potencia del turbo. Sus reacciones son respetables, pero en ningún caso alucinantes. El turbo está pensado aquí para optimizar la eficiencia del motor sin sacrificar
caballaje. Y si se pisa el acelerador con decisión, los resultados son hasta entretenidos.
En este segmento hay varios competidores serios, como el Ford Focus, el Mazda 3 Sport, el Hyundai i30 y el Peugeot 308, entre otros. Frente a ellos, las principales ventajas del Cruze hatchback están en el buen habitáculo y en la mejor relación entre su precio y su nivel de equipamiento.

Cierto es que si se lo compara con la primera generación, este es claramente más caro (lo que explica la introducción del Cobalt para ocupar el segmento de precios donde antes estaba el Cruze), pero la propuesta de este nuevo modelo sigue siendo muy competitiva.